martes, 1 de abril de 2014

Literacidad: Estrategias para el desarrollo eficaz de  comprensión lectora y producción de textos. Producto 22: “Vivencia personal”    (versión final del texto)

RECUERDOS SIGNIFICATIVOS

Mi primera vivencia como docente fue el tener que hablar ante un público, cuando consideraba que esto era una de mis debilidades. Sí,  con alumnos de tercer año de secundaria ávidos  de aprender,  pero ante todo inquietos por  poner en juego mi capacidad como docente.

Llegar ante un grupo de alumnos,  cuya expectativa pretendía saber quién era y cómo trabajaría con ellos, sembró en mí la semilla de continuar preparándome; esa misma que ha crecido día a día para fortalecer  mis momentos de trabajo. Esa mirada inquieta de jóvenes que me habían conocido en otro plano, donde el diálogo solo permitía  la justificación de inasistencias y/o la explicación breve de una falta de conducta a un determinado maestro. Ellos que solo conocían a la Trabajadora Social que imprimía un sello de rigidez.

El cambio drástico de un espacio administrativo al campo docente se debió a la jubilación de la profesora de Español: una persona con una  trayectoria relevante, de un poderío de la palabra y gran influencia para sus alumnos. Era en el intermedio del ciclo escolar por consiguiente significó un gran reto para mi ocupar su lugar.

Las primeras experiencias en el dominio y desarrollo de la lengua oral y escrita fueron tan lacerantes que me permití inscribirme en la Normal Superior, en la especialidad de Lengua y Literatura. El dominio de reglas ortográficas, la hilaridad en el texto, su congruencia y otras formas de redacción dentro de la sintaxis y la prosodia demandaban mi atención.

Experimenté que la praxis es el dominio invaluable y poderoso del resonar de las palabras y el pulir los textos como escultores mismos del cuento o poema... ¡El campo de acción lógicamente está en el aula!  De ahí que los sentimientos,  emociones y estados de ánimo de ellos me envolvieron en una burbuja creadora de textos varios. Partíamos de palabras sueltas y dábamos rienda a la imaginación para crear oraciones temáticas y lo más cercano  a un texto se reducía a uno o dos párrafos.

La imagen que se resaltaba de garabatos de pinturas los ponía en condiciones iguales en la estructura de su texto. Ahora puedo decir que lo que escriben cumple con ciertos fines y propósitos, conforme las prácticas sociales del lenguaje lo exigen o permiten, dado a las competencias comunicativas de ellos.

La lectura y redacción de textos personales  ya es bajo el criterio de los adolescentes y responde a sus intereses, según el ámbito donde se desenvuelven.


Como profesora puedo decir que he llevado mi trabajo a la par de las exigencias de mis alumnos. Integro experiencias nuevas,  del intercambio entre grupos de iguales,  o aquellas que se van adecuando al nivel de logro en cada grupo de alumnos que atiendo.

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